Reinventarte es una de las aventuras más apasionantes que existen… y también una de las más retadoras. Hay días en los que todo fluye, las ideas se multiplican y la motivación está por las nubes. Pero también hay otros días en los que por más actitud y acción que pongas, parece que nada sale como esperabas.
En esos momentos, cuando el cansancio se acumula, cuando la ilusión se nubla y la tentación de tirar la toalla aparece, hay algo que puede salvarte: recordar por qué empezaste.
El poder de un “por qué” claro
Cuando tomaste la decisión de iniciar tu proyecto, no lo hiciste por casualidad. Hubo un motivo profundo, una chispa interna que te impulsó a salir de tu zona de confort y apostar por ti. Ese motivo no era solo ganar dinero ni tener más libertad de horario: era algo mucho más grande.
Ese “por qué” es tu combustible. Es la razón que, incluso en los momentos más oscuros, puede devolverte la energía para seguir adelante.
Tu Estrella Polar: el faro que nunca se apaga
A mí me gusta llamar a ese “por qué” tu Estrella Polar.
La Estrella Polar siempre está ahí, fija en el cielo. Puede que a veces las nubes la tapen y te sientas desorientada, pero si sabes dónde buscarla, la encontrarás. Y cuando la encuentras, vuelves a sentir claridad, foco y propósito.
Tu Estrella Polar es eso que te guía cuando te pierdes. Es lo que te recuerda hacia dónde ibas cuando los caminos se ponen difíciles. Es la brújula que te devuelve a tu dirección correcta junto con tus valores… que son los que te aportarán coherencia.
¿Ya sabes cuál es la tuya?
Si sientes que el cansancio o la frustración están ganando terreno, hazte esta pregunta:
¿Por qué empecé? ¿Qué me hizo decir que sí a este camino?
Escribe tu respuesta. Ponle nombre a tu Estrella Polar. Y cada vez que dudes, vuelve a mirarla.
Porque no se trata de que los problemas desaparezcan, sino de tener siempre una razón más grande que ellos.
Si te sientes frustrada porque sabes que necesitas un cambio, pero aún no sabes donde está tu Estrella Polar…. haz click aquí.